Creo en el ANUNCIO que es la vida comunitaria.
Tratando de vivirla con amor es muy linda, pero también difícil y dura.
En estos tiempos, en que las familias se desintegran, los compromisos matrimoniales están en crisis y se rompen muy facilmente, y más bien se busca estar juntos para la propia satisfacción -cosa que a la larga o a la corta no resulta-, nuestra vida de comunidad -paciente, perseverante y alegre- puede ser un gran testimonio y estímulo.
Creo también, profundamente, lo que nos dice Jesús (Mc.10,27): lo que para los hombres es imposible es posible para Dios.
Esta es una de las cosas, la convivencia fraterna, que se quiebra si los hombres no contamos con Dios.
jueves, 10 de marzo de 2011
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