Cada vez le encuentro más sentido al hábito.
Es que como mi deseo profundo -aunque tantas veces no lo cumpla- es anunciar con mi vida que Dios es nuestro Padre y nos ama del todo; y por otro lado cada vez tengo más certeza de mi fragilidad, me alegra muchísimo poder anunciarlo por lo menos con mi apariencia:
Miran y dicen: Es una monja; cree en Dios. Por algo se habrá jugado la vida en eso.
Claro que, para eso, la que viste el hábito debe tener un mediano aspecto de mujer feliz y agradable… Pero con eso me parece que no tengo problema porque estoy bien contenta con la vida.
Quiero decir: si para ser anuncio de este Dios Bueno, que nos ama del todo, tengo que ser primero santa yo… vamos muertas.
En cambio así, puedo anunciarlo a los cuatro vientos sólo con mi aspecto.
Y si me conocen más, podrán ver en mí una prueba de su Amor Misericordioso que nos quiere del todo, frágiles como somos. Y también, ojalá, de mi intento de corresponder cada día más a ese Amor con el mío.
lunes, 23 de agosto de 2010
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4 comentarios:
Qué gran verdad la del hábito,a veces no basta con serlo si no también con parecerlo y para empezar a evangelizar el mayor signo visible es el hábito.
Pues es un signo de consagración a el Amado y a la vez un signo de distinción saben que eres de Dios y todo viene de ÉL y es para ÉL.
Un abrazo
El hábito no hace al monje... pero ayuda, sin duda. Y no sólo a ti. Me hace gracia porque cuando voy por la calle con algún sacerdote con cleriman todo el mundo mira. Estoy convencido de que en el fondo se turban de ver que siga habiendo gente que ANUNCIA que cree en Dios.
Aunque hemos de reconocer que cada vez es más peligroso llevar hábito, no podéis dejar de utilizarlo. De verdad que no es una barrera para los hermanos. Cuando se lleva hábito dais un ejemplo y un testimonio brutal.
Mi más sincero enhorabuena por pertenecer a una congregación que mantiene el hábito y, sobre todo, porque ese hábito refleja lo que buscas: ser de Dios. Te encomiendo a María.
Bonita Reflexión. Bendiciones Hermana. Saludos
Muy buena reflexión, hay que perder el miedo a llevar el hábito signo externo de pertenencia a Jesucristo...
Unida en Él,
Inés
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