sábado, 13 de agosto de 2011
Vida en comunidad
Tengo claro, y con el paso de los años cada vez más claro, que la vida en comunidad es una de las profecías más claves de la vida religiosa. Al menos en estos tiempos.
Y no lo digo porque la considere fácil ni tampoco luminosa. Nada de eso.
El mandamiento nuevo de Jesús fue, justamente, el de amarnos los unos a los otros. Lo vivió y nos lo encareció en el momento que pare El iba a ser más difícil.
Y eso es lo que nos propone:
En medio y con las dificultades que indudablemente nos ha traído el pecado a los hombres -división, incomprensión, egoísmos, malos entendidos y tantas más- la vuelta, la redención, que es obra Suya pero que nosotros debemos aceptar y asumir, requiere desandar ese camino con el costo que ello supone.
No es fácil para nada. No podemos evitar los tropiezos y las caídas -nuestras y de los otros- pero lo bueno es "estar volviendo", es saber que El ya lo logró y nos conduce, que nos da su fuerza y nos garantiza -si lo seguimos- el llegar.
Por eso los religiosos nos animamos a "anunciarlo". Pero ¡cuidado!, no creamos que -como en las publicidades actuales- si anunciamos es porque llegamos. No.
Anunciamos porque creemos y esperamos. Pero sólo estamos en camino como cualquier hijo de vecino.
_____
Y el anuncio, creo, es que en cada familia, comunidad, sociedad, relación interpersonal la propuesta va por allí: "desandar", pegar la vuelta cada día y volver a empezar; caer y levantarse.
Pero es un anuncio esencial, porque es estar volviendo, juntos -si no no se puede- a nuestro verdadero lugar.
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miércoles, 6 de julio de 2011
Sobre la obediencia
Estuve pensando que tal vez habría que tratar de reflexionar, al día de hoy, sobre la obediencia en la Iglesia.
Y como esto es un blog, y éste específicamente para pensar y cuestionarnos las personas comunes –religiosos o no- y no un foro de teología, me animo a escribir:
Creo en la obediencia que nos pide la Iglesia Católica, creo también en la obediencia que es esencial a la vida religiosa. Lo que no creo ya es en los fundamentos que no sé decir si me enseñaron o me traspasaron.
Dios mismo fue obediente y, hecho hombre, aceptó por obediencia la muerte y una muerte de cruz.
Pero no creo que Dios haya dispuesto semejante locura, la de que su propio Hijo fracasara y fuera abandonado de todos y condenado a la cruz. No, Dios no dispuso eso. Dispuso aceptar -por obediencia-, asumir totalmente con amor, libertad, y misericordia -y así mantenerse indestructible- todo el poder destructor del pecado que hace el hombre.
El pecado destruye, pulveriza. Y se nos mete muchas veces por los resquicios a los hombres que somos pecadores. Estamos redimidos, pero seguimos cayendo hasta 7 veces.
Dios elije obedecer, no porque el hombre gobierna bien, opta bien, sino porque –en su obediencia libre, amante y misericordiosa- redime el pecado del hombre, salva el desvío provocado por la mala decisión del hombre.
No es la autoridad la que siempre muestra el camino verdadero. No es nada raro que esa luz venga de los márgenes, de los no tenidos en cuenta; así fue con Jesús. Sino que es la obediencia perseverante, libre, misericordiosa y firme a pesar de todo, la que salva. Y salva a todos, hasta a la autoridad.
Esto es el misterio Pascual: Dios se somete al pecado del hombre para -desde ese sometimiento total pero amando totalmente- no aceptar el error pero salvar al que lo cometió.
Eso es lo que nos muestra Él.
Eso es lo que debemos vivir.
Eso es lo que nos confirma que sólo Dios es Dios.
Dios, como siempre desde el pecado de nuestros primeros padres, sigue escribiendo derecho por renglones torcidos.
Y como esto es un blog, y éste específicamente para pensar y cuestionarnos las personas comunes –religiosos o no- y no un foro de teología, me animo a escribir:
Creo en la obediencia que nos pide la Iglesia Católica, creo también en la obediencia que es esencial a la vida religiosa. Lo que no creo ya es en los fundamentos que no sé decir si me enseñaron o me traspasaron.
Dios mismo fue obediente y, hecho hombre, aceptó por obediencia la muerte y una muerte de cruz.
Pero no creo que Dios haya dispuesto semejante locura, la de que su propio Hijo fracasara y fuera abandonado de todos y condenado a la cruz. No, Dios no dispuso eso. Dispuso aceptar -por obediencia-, asumir totalmente con amor, libertad, y misericordia -y así mantenerse indestructible- todo el poder destructor del pecado que hace el hombre.
El pecado destruye, pulveriza. Y se nos mete muchas veces por los resquicios a los hombres que somos pecadores. Estamos redimidos, pero seguimos cayendo hasta 7 veces.
Dios elije obedecer, no porque el hombre gobierna bien, opta bien, sino porque –en su obediencia libre, amante y misericordiosa- redime el pecado del hombre, salva el desvío provocado por la mala decisión del hombre.
No es la autoridad la que siempre muestra el camino verdadero. No es nada raro que esa luz venga de los márgenes, de los no tenidos en cuenta; así fue con Jesús. Sino que es la obediencia perseverante, libre, misericordiosa y firme a pesar de todo, la que salva. Y salva a todos, hasta a la autoridad.
Esto es el misterio Pascual: Dios se somete al pecado del hombre para -desde ese sometimiento total pero amando totalmente- no aceptar el error pero salvar al que lo cometió.
Eso es lo que nos muestra Él.
Eso es lo que debemos vivir.
Eso es lo que nos confirma que sólo Dios es Dios.
Dios, como siempre desde el pecado de nuestros primeros padres, sigue escribiendo derecho por renglones torcidos.
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Vocación religiosa.
martes, 3 de mayo de 2011
Religiosos
Esa palabra significa 're-ligados'; los que se volvieron a 'ligar', enganchar, unir.
Es totalmente cierto que los cristianos tenemos la certeza de que en realidad el 're-enganche'fue, primero, de Dios hacia nosotros: Fue Dios que se hizo hombre, Jesús.
Y así será siempre, la iniciativa Suya.
Pero...
Creo que también es necesaria la 'religión'.
Nosotros, yo concretamente, debo optar y decidirme por re-ligarme. Si no, por más que Dios se acerque del todo puedo no acercarme yo, por estar 'dis-traído'por otras cosas o vuelto sobre mí mismo.
Es propio de nuestra naturaleza: estamos hechos para AMAR. Si no amamos no'nos realizamos'. Pero eso, que es algo esencial, debemos elegirlo.
Y amar es justamente eso: 'ligarse', tender y engancharse; vivir -ser- tensionado por el otro. Y en el caso del amor a Dios, entonces, es re-ligarse (porque es recuperar una relación perdida).
Toda esta reflexión, tan pegada al carozo, me la provocó el constatar día a día cómo nuestra cultura actual puede ser un obstáculo:
Hoy, probablemente por reacción a una época muy voluntarista donde parecía que todo dependía de nuestro esfuerzo, muchas veces ponemos el acento en 'nuestro bienestar', 'mis sentimientos', y de nuevo no salimos de nosotros mismos.
Si tal cosa me ayuda entonces sí, si no no.
Aquello me tiene que hacer sentir bien.
Esto nos gusta.
Siempre somos nosotros la referencia.
Esto no es religión, es distracción.
Y nos perdemos de 'amar', y de aceptar 'ser amados'.
-----
* No estoy hablando de los laicos, o sólo de ellos, sino de nosotros, los que nos llamamos 'religiosos'
Es totalmente cierto que los cristianos tenemos la certeza de que en realidad el 're-enganche'fue, primero, de Dios hacia nosotros: Fue Dios que se hizo hombre, Jesús.
Y así será siempre, la iniciativa Suya.
Pero...
Creo que también es necesaria la 'religión'.
Nosotros, yo concretamente, debo optar y decidirme por re-ligarme. Si no, por más que Dios se acerque del todo puedo no acercarme yo, por estar 'dis-traído'por otras cosas o vuelto sobre mí mismo.
Es propio de nuestra naturaleza: estamos hechos para AMAR. Si no amamos no'nos realizamos'. Pero eso, que es algo esencial, debemos elegirlo.
Y amar es justamente eso: 'ligarse', tender y engancharse; vivir -ser- tensionado por el otro. Y en el caso del amor a Dios, entonces, es re-ligarse (porque es recuperar una relación perdida).
Toda esta reflexión, tan pegada al carozo, me la provocó el constatar día a día cómo nuestra cultura actual puede ser un obstáculo:
Hoy, probablemente por reacción a una época muy voluntarista donde parecía que todo dependía de nuestro esfuerzo, muchas veces ponemos el acento en 'nuestro bienestar', 'mis sentimientos', y de nuevo no salimos de nosotros mismos.
Si tal cosa me ayuda entonces sí, si no no.
Aquello me tiene que hacer sentir bien.
Esto nos gusta.
Siempre somos nosotros la referencia.
Esto no es religión, es distracción.
Y nos perdemos de 'amar', y de aceptar 'ser amados'.
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* No estoy hablando de los laicos, o sólo de ellos, sino de nosotros, los que nos llamamos 'religiosos'
sábado, 2 de abril de 2011
Lucas 18, 9-14
Al menos en estos países del tercer mundo, todavía encontramos personas que miran a los sacerdotes y religiosos como a alguien superior.
Además de no ser cierto, esto nos hace mutuamente mal: a ellas porque cuando les encuentran alguna falla o pecado se escandalizan, y a nosotros porque, aunque parezca mentira, a veces 'nos la creemos', como el fariseo de la parábola de hoy.
Más bien, intentemos siempre acercarnos al publicano y exclamar confiadamente: ¡Señor, ten piedad de nosotros!
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jueves, 10 de marzo de 2011
Vida comunitaria
Creo en el ANUNCIO que es la vida comunitaria.
Tratando de vivirla con amor es muy linda, pero también difícil y dura.
En estos tiempos, en que las familias se desintegran, los compromisos matrimoniales están en crisis y se rompen muy facilmente, y más bien se busca estar juntos para la propia satisfacción -cosa que a la larga o a la corta no resulta-, nuestra vida de comunidad -paciente, perseverante y alegre- puede ser un gran testimonio y estímulo.
Creo también, profundamente, lo que nos dice Jesús (Mc.10,27): lo que para los hombres es imposible es posible para Dios.
Esta es una de las cosas, la convivencia fraterna, que se quiebra si los hombres no contamos con Dios.
Tratando de vivirla con amor es muy linda, pero también difícil y dura.
En estos tiempos, en que las familias se desintegran, los compromisos matrimoniales están en crisis y se rompen muy facilmente, y más bien se busca estar juntos para la propia satisfacción -cosa que a la larga o a la corta no resulta-, nuestra vida de comunidad -paciente, perseverante y alegre- puede ser un gran testimonio y estímulo.
Creo también, profundamente, lo que nos dice Jesús (Mc.10,27): lo que para los hombres es imposible es posible para Dios.
Esta es una de las cosas, la convivencia fraterna, que se quiebra si los hombres no contamos con Dios.
viernes, 18 de febrero de 2011
Enamórate
Nada puede importar más
que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación,
y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida
qué es lo que te saca de la cama por la mañana,
qué haces con tus atardeceres,
en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón,
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate! ¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera.
----- Pedro Arrupe, SJ
que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación,
y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida
qué es lo que te saca de la cama por la mañana,
qué haces con tus atardeceres,
en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón,
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate! ¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera.
----- Pedro Arrupe, SJ
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