miércoles, 5 de mayo de 2010

La Fuente de nuestra unión


Anoche, estábamos juntas en el office tres hermanas, cada una en lo suyo, preparándonos para ir a descansar. Una buscaba agua, la otra planchaba y otra no recuerdo qué hacía.
Y, en un instante, se me cruzó como un flash una reflexión honda:
¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo es que personas tan distintas –por modos de ser, edad, hasta incompatibilidades mutuas y demás- estemos, juntas, embarcadas en el mismo camino. Nos sintamos realmente hermanas, con una relación, aunque no siempre fácil desde ya, de verdad entrañable ? Y no sólo por un tiempo, sino desde hace ya muchos años.
Vi clarito Quién es la Fuente de nuestra unión.
Pensé que así se da la comunión en esta tierra. Con dificultades, y también con dolores, y por supuesto alegría y vida. Pero por encima de todo, en la certeza de que no es algo que podamos construir nosotras, sino que es don.
-------
El Evangelio de hoy, era sobre la vid y los sarmientos.
“Yo soy la vid y ustedes son los sarmientos. Permanezcan unidos a mí”
---------
Entonces pensaba que, los religiosos –en sus comunidades y familias religiosas- somos un buen signo para el mundo de la comunión de Cristo con su Iglesia y de la comunión que se da también –nos la da Jesús- entre todos los hombres.