viernes, 18 de septiembre de 2009

Signos

“Deseamos poner de relieve la unidad de todos los cristianos, laicos y religiosos, porque todos avanzamos por un mismo y único camino: el camino estrecho que es el propio Cristo.
Pero, a pesar de esta unidad fundamental, subsiste una cierta diferencia, aunque sea difícil expresar con claridad en qué consiste concretamente. Nosotros, los religiosos, llevamos en nuestra frente, como una marca, lo que todo cristiano vive y conserva en su corazón como su más profundo y precioso misterio. Es cierto que todos estamos animados por una misma inspiración, pero en la vida religiosa la expresamos públicamente, de forma que todo el mundo pueda ver que pertenecemos a Cristo ya desde ahora y para toda la eternidad. En nosotros, esta pertenencia se hace visible de manera que nuestra vida se convierte en expresión inequívoca de la vocación evangélica de todos los cristianos. De este modo, nuestra vida es un signo visible, un testimonio. (…) Nuestra vida es inexplicable sin la fe en Jesucristo, que es la piedra angular indiscutible, el único cimiento de toda vida cristiana.” (Piet van Breemen, “Te he llamado por tu nombre”, Sal Terrae, pgs.237-238)

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