miércoles, 6 de julio de 2011

Sobre la obediencia

Estuve pensando que tal vez habría que tratar de reflexionar, al día de hoy, sobre la obediencia en la Iglesia.
Y como esto es un blog, y éste específicamente para pensar y cuestionarnos las personas comunes –religiosos o no- y no un foro de teología, me animo a escribir:

Creo en la obediencia que nos pide la Iglesia Católica, creo también en la obediencia que es esencial a la vida religiosa. Lo que no creo ya es en los fundamentos que no sé decir si me enseñaron o me traspasaron.
Dios mismo fue obediente y, hecho hombre, aceptó por obediencia la muerte y una muerte de cruz.
Pero no creo que Dios haya dispuesto semejante locura, la de que su propio Hijo fracasara y fuera abandonado de todos y condenado a la cruz. No, Dios no dispuso eso. Dispuso aceptar -por obediencia-, asumir totalmente con amor, libertad, y misericordia -y así mantenerse indestructible- todo el poder destructor del pecado que hace el hombre.
El pecado destruye, pulveriza. Y se nos mete muchas veces por los resquicios a los hombres que somos pecadores. Estamos redimidos, pero seguimos cayendo hasta 7 veces.
Dios elije obedecer, no porque el hombre gobierna bien, opta bien, sino porque –en su obediencia libre, amante y misericordiosa- redime el pecado del hombre, salva el desvío provocado por la mala decisión del hombre.

No es la autoridad la que siempre muestra el camino verdadero. No es nada raro que esa luz venga de los márgenes, de los no tenidos en cuenta; así fue con Jesús. Sino que es la obediencia perseverante, libre, misericordiosa y firme a pesar de todo, la que salva. Y salva a todos, hasta a la autoridad.
Esto es el misterio Pascual: Dios se somete al pecado del hombre para -desde ese sometimiento total pero amando totalmente- no aceptar el error pero salvar al que lo cometió.

Eso es lo que nos muestra Él.
Eso es lo que debemos vivir.
Eso es lo que nos confirma que sólo Dios es Dios.

Dios, como siempre desde el pecado de nuestros primeros padres, sigue escribiendo derecho por renglones torcidos.

2 comentarios:

Noris Marcia dijo...

Hola Hna Eugenia, me gusto mucho su reflexion.
Yo no soy una religiosa, pero soy una mujer comprometida a Dios. Mi blog, si usted lo visita, vera muchas articulos espirituales. Soy articulista de dos periodicos y tengo dos libros ayuda y crecimiento espiritual. Me gustaria enlazarla a mi blog. Un abrazo,

Analía dijo...

Es un tema que me interesa: el cómo vivir los consejos evangélicos aquellos que no somos "religiosos"; qué tiene esto para ayudarnos a vivir nuestro seguimiento a Cristo. estoy leyendo por estos días un libro que trata de esto "Abandonar todo porque Él no me abandona" de Anselm Grum y Andrea Schwarz, muy interesante, y con reflexiones que ayudan a pensar y rezar..
Me quedo mirando el blog, me gusta lo que ví...